«La fortaleza crece en proporción a la carga». Esta célebre cita del político estadounidense Thomas Wentworth define a la perfección la situación con la que la industria del reciclaje despide el 2021 y afronta con moderado optimismo este año que comienza. Si la COVID-19 puso a prueba la fortaleza de las empresas y, con ella, la de los gobiernos e instituciones, tanto en el ámbito nacional como en el global, ha sido en este contexto tan complejo cuando una vez más se ha demostrado la importancia del sector recuperador y del servicio que ofrece a la sociedad, catalogado desde el primer estado de alarma como esencial.
Actualmente, vivimos una coyuntura caracterizada por diversos cuellos de botella en los mercados ante la carestía de materias primas en pleno periodo de recuperación económica y una clara evidencia de la dependencia energética de Europa, lo cual nos sitúa ante el espejo de lo que será el futuro a medio plazo si no transitamos con urgencia hacia un nuevo modelo de economía circular en el que seamos capaces de contrarrestar esa dependencia con la creación de un mercado interno fuerte y estable de materias primas secundarias.
Este nuevo paradigma, basado en el máximo aprovechamiento de los escasos recursos naturales disponibles, se plasmará a través del Plan de Recuperación de la Unión Europea, financiado a través del fondo Next Generation, vinculado a su vez al Pacto Verde Europeo y a la transición digital. Traducido al común de los mortales, estas políticas e iniciativas ambiciosas, pretenden que Europa lidere esa nueva economía, pero todas ellas suponen un elevado coste que, en lo que a la industria del reciclaje atañe, tenemos que ver cuáles son sus consecuencias.
Así, tanto desde la Federación Española del Reciclaje (FER) como desde la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRIC) hemos concluido que son políticas poco realistas, hechas desde los despachos de Bruselas y con un notable desconocimiento del sector de la gestión de residuos y de su realidad del día a día. Tanto es así que, nada más esbozarse sus líneas maestras a través de los primeros cambios legislativos, ya se ciernen amenazas de inseguridad jurídica y la imposibilidad de adaptación para las empresas.
Las nuevas normativas sobre gestión de residuos que verán la luz a lo largo del año establecerán la capacidad de España y de Europa para transitar con éxito hacia la economía circular.
fuente:Retema leer más